«El verdadero dolor es el que se sufre sin testigos».
Marco Valerio Marcial
La casualidad, menos inocente de lo que pensamos, hace que al cumplirse 33 años de la tragedia de Los Rodeos (27/03/1977), llegue a mí - "Contra el olvido" - , un artículo de Félix Madero (1/02/10), en el que se detalla la historia de seres humanos asesinados por el terrorismo. Su lectura te conduce a lo más primario del ser humano, ese estado en el que la violencia es ciega y se alimenta de destrucción y odio. ¿Ven cómo la casualidad no es inocente?
Hay artículos necesarios y urgentes; útiles y alentadores. Este, que les presento, lo es. Sorprende la facilidad con que nos sorprendemos: Tras lustros de terrorismo... ¿nadie había escrito la historia de sus víctimas? "Contra el olvido" tiene vocación de eternidad, no perderá actualidad el día en que el terrorismo haya desaparecido.
Es eterno porque lo leas por donde lo leas, te sitúa delante de actos cotidianos que con facilidad podríamos haber protagonizado. Lo extraordinario del artículo es la forma en que nos interroga: Y tú, ¿dónde estabas cuando el terrorismo asesinó a Cándido, panadero; dónde cuando a Encarnación, dependienta; dónde estabas, qué pensabas y qué hacías el día en que la radio contaba que mataban a un herborista, a un médico, a un chófer, a un comerciante? Decíamos: pero esta gente, ¿qué ha hecho? Y así caíamos en la trampa. Cuando las víctimas eran un policía, un guardia civil, un militar había dolor, pero no pregunta. ¡Dios, la pregunta!
Como todos los grandes artículos, tendrá consideraciones distintas. No ofendo la memoria de las víctimas si escribo que hay biografías en las que se puede encontrar el germen de una novela. La de quien pide un café y cuando se va a sentar ya está muerto. ¿Podría ser yo? Podría. Quien va a por los periódicos y cuando busca en el bolsillo unas monedas nota en su nuca el frío líquido del cañón, y ya está muerto. ¿Podría ser yo? Podría.
El tiempo en que algunos decían algo habrá hecho pasó. A ese estado de podredumbre espiritual no volveremos.
El riesgo es otro: el del olvido. Las víctimas, las que quedan entre nosotros, no viven en paz porque el dolor es intenso y no pasa. En esto, y vuelvo a Los Rodeos, recuerdan las vidas de muchas víctimas, incapaces de digerir el dolor que provoca recordar el dolor. Vivirán con la memoria rota, pero menos si sobre ellos no cae la peor condena: el olvido. A las víctimas tenemos la obligación de hacerlas nuestras. Lo son en la medida en que sus muertes nos siguen interrogando: Y tú, ¿qué hiciste el día que a mi me asesinaron?. Lo mismo nos pregunta el Sr.Madero en su magnífico artìculo.
¿QUÉ HICE?...
Recuerdo un día como hoy. Recuerdo un aeropuerto: "Gando". Recuerdo a un hombre que quería comprar una flor para una flor...y no pude hacer nada, absolutamente nada.
Recuerdo a un ángel...un ángel que no pudo bajar del cielo..."sus ojos azules eran tan ardientes como diamantes rebeldes cortados del sol"...y no pude hacer nada, absolutamente nada. Nunca lo olvidaré.
Recuerdo un día en que escuchaba "Protagonistas" y "un amigo" me invitó a olvidar...y olvidé para siempre a ese "amigo". Era lo más honrado que podía hacer. Nunca lo olvidaré.
"El pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla".
Tengo que confesar que me equivoqué con usted. Sinceramente creo que se merece el micrófono de oro, la pluma de oro y la pantalla de oro. Su artículo debería se difundido por todos los medios...de comunicación.
Le agradezco enormemente que nos haya invitado a pensar, a recordar democráticamente; a rehabilitar en nuestra inteligencia aquellos "sucesos históricos"; a rechazar con vehemencia cualquier tipo de mezquino alzheimer voluntario.
Volveré a escuchar su programa. Es lo más honrado que se me ocurré hacer.
"PROTAGONISTAS CONTRA EL OLVIDO"
¿De tal palo, tal astilla?
se equivoca el refranero
"Una oscuridad que brilla"
De tal olmo, un gran Madero.
http://www.youtube.com/watch?v=2JT8wpcuk7E
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