Puede ser hermoso el periodismo. Cuando los responsables del periódico se reúnen para perfilar el titular de primera página que mañana conmoverá a la opinión pública, en la redacción, o fuera de ella, un ilustrador dibuja a tinta china cada uno de los cabellos de la melena de Shakespeare; un diseñador calcula el blanco que rodeará a un texto para facilitar su lectura; un fotógrafo encuadra con detalle la foto de un lobo que salta una valla; una corresponsal vuela en helicóptero con el corazón encogido sobre un campo de batalla en Asia; un infográfico recoloca son mimo las criaturas de un mural del plancton marino; un columnista se pelea con los adjetivos para escribir sobre el otro; un experto en música redacta el obituario de una estrella del rock; un cronista local nos hace patente la lucha por la vida en un poblado de chabolas; el crítico de ópera toma notas en un concierto de la Sinfónica de Berlín;, un entrevistador trata de llegar al fondo de un médico que salva vidas al límite en Urgencias; un analista económico se esfuerza en explicarnos la naturaleza y consecuencias de un nuevo impuesto; un redactor de Deportes disecciona los problemas de defensa de un equipo de baloncesto...
Mañana, el resultado de todo eso y mucho más aparecerá en el periódico, ese objeto casi perfecto que cabe en el bolsillo de la chaqueta o en la bolsa de la compra junto al pan de semillas y las naranjas de zumo. El titular de la información política levantará polvo y caracterizará el periódico hasta simplificarlo. Pero el periódico del día será el fruto de una portentosa agregación de aptitudes y actitudes, de capacidades y talentos muy diversos y plurales. Será una formidable y simultánea congregación de intereses y saberes, de destrezas y habilidades. La política atrae el foco, pero, bien mirado, ocupa una parte mínima de ese río caudaloso que es el periódico.
La noticia es la piedra pulida y plana que salta y concita las miradas sobre la superficie del agua. Pero el cauce es ancho y antiguo y arrastra mucho material en su fondo, y reúne mucha vida distinta y diferenciada en sus pozos, en sus remolinos y en sus orillas.
El periódico, cada día, es una obra completa, compleja y acabada. Mañana, vuelta a empezar. Hay pocas cosas así, redondas en el ciclo, principio y fin, del veinticuatro horas. Populosas de palabras e imágenes, de dibujos y cifras, de rostros, secretos y misterios, de argumentos y de pronósticos, de subjetividades productivas y creativas que se derraman y se inmolan en plazo corto para un fin imposible: ordenar el caos, hacernos entender y disfrutar, contribuir al conocimiento, llevarnos de la anécdota a la categoria con la fuerza de los hechos, de las ideas y de las emociones que de ellos se desprenden.
La intentona diaria de un periódico es muy bonita. Pena da que, a veces, se cuelen la chabacanería y el mal gusto, la imprecación y el adoctrinamiento, el sectarismo y la mala idea. Es hermoso hace periódicos. Reunir el trabajo de hombres y mujeres que saben lo que hacen, disfrutan con ello y pueden hacernos ver la ruta que, en el confuso mapa, lleva al tesoro.
(Manuel Hidalgo - 24-10-2009 - EL MUNDO)
- EL PERIODISMO ES HERMOSO .... lástima que, a veces, se cuelen la chabacanería y el mal gusto, la imprecación y el adoctrinamiento, el sectarismo y la mala idea.
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