LA PROVINCIA - 1/05/2011
La Justicia, contra sí misma
La propia maquinaria judicial ha torpedeado la investigación del mayor caso de corrupción que se instruye en Canarias
GREGORIO CABRERA GOYOCABRERA@YAHOO.ES
El servicio de limpieza es casi siempre el último en abandonar las sedes judiciales. Se cuidan mucho estos detalles, se pretende que todo esté reluciente para dar una imagen pulida y brillante de la administración de justicia. Antiguamente, en algunos lugares de Canarias como Arrecife los ratones y las ratas se comían los expedientes acumulados bajo los huecos de las escaleras o junto a los retretes. Pero eso forma parte del pasado. Por el moderno Palacio de Justicia han desfilado los 46 detenidos dentro de la mayor operación contra la corrupción en Canarias, el llamado caso Unión. Entraban y salían de unas dependencias donde hay una pared en la que se puede leer una frase en latín que recuerda que dura es la ley, pero es la ley (dura lex, sed lex...). El juez reclamó un refuerzo para poder afrontar con máximas garantías una instrucción tan gigantesca como la cantidad de porquería que salía cada vez que alguien cantaba o que un expediente daba lugar a nuevos arrestos y decenas de miles de folios iban engordando el sumario. Pero el Ministerio de Justicia no lo estimó conveniente, a pesar de que el juzgado, el número cinco de la capital lanzaroteña, ya doblaba antes la carga máxima ideal, una estadística parida en los mismos despachos ministeriales. No solo se quedaron sin el apoyo de otro togado sino que desde la Viceconsejería de Justicia del Gobierno de Canarias se sacó a concurso la plaza del secretario, una pieza básica. La última perla ha sido la decisión del Consejo General del Poder Judicial de apartar del caso al juez César Romero Pamparacuatro al dejar sin efecto la comisión de servicios. A partir de ahora, y esto no prejuzga nada e incluye además el sincero deseo de que le dé un nuevo vuelo a la causa, este colosal pulso a la corrupción en Lanzarote quedará en manos de una persona recién salida de la Escuela Judicial. Arrecife es su primer destino. Los retrasos acumulados hacen vaticinar que muchos de los imputados, aunque sean condenados, no irán a la cárcel porque han existido dilaciones indebidas (el proceso, de hecho, está paralizado desde diciembre). Los presuntos corruptos brindan con champán del caro, menos corrompible que ellos mismos.
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