LA TRAGEDIA CUBANA
25-02-2010
DIEGO TALAVERA
El penúltimo fallecimiento por huelga de hambre que se produjo en Cuba fue el de Pedro Luis Boitiel el 24 de mayo de 1972, después de 53 días de ayuno. Nadie se enteró hasta casi un año después y fue sepultado en el más absoluto de los secretos. Ayer fue enterrado en un pueblo de la parte oriental de la isla Orlando Zapata Tamayo, el opositor y prisionero de conciencia fallecido el miércoles después de 86 días de ayuno. Esta vez el régimen de los hermanos Castro no ha podido silenciar la muerte de este albañil de 42 años que cumplía 36 años de cárcel por defender los derechos más elementales del ser humano. El mundo digital hizo posible que llegara a todos los hogares un audio con la humilde despedida de un luchador. Una lucha que pagó con su vida, que es el primero de los derechos humanos.
La responsabilidad de la muerte del opositor recae por partida doble en el gobierno de los hermanos Castro porque su familia llevaba meses denunciando la falta de asistencia médica del detenido y sólo 24 horas antes de su fallecimiento fue ingresado en un hospital. Un gobierno, por cierto, que ha demostrado que no son la sanidad y la educación los logros de los que ha podido presumir durante algunos años. De lo que sí puede alardear ahora el régimen como conquista de la Cuba revolucionaria es de la eficacia de la represión policial contra todo aquel cubano que se atreve a discrepar de la política del clan familiar más longevo en la historia de América: 51 años en el poder.
También resultan de un cinismo intolerable las declaraciones de Raúl Castro, que culpa a Estados Unidos de la muerte de Orlando Zapata "por su política de hostilidad hacia la isla". Y esto lo dice quien sabe que a pesar del embargo económico y sus apéndices (las leyes Torricelli y Helms-Burton), EEUU se ha convertido en la actualidad en el quinto socio comercial de Cuba y el primer suministrador de alimentos y productos agrícolas. Como sabe también que entre 2001 y diciembre de 2008 el monto total de ventas norteamericanas a la isla fue de algo más de 3.000 millones de dólares. Estas importaciones del "enemigo del norte" fueron fundamentalmente arroz, millo, harina de soja, carne de pollo y de cerdo y otros productos básicos para alimentar a una población que sufre una hambruna descomunal.
Pero no hay que olvidar que el clima de terror continúa en las cárceles cubanas. Más de doscientos opositores siguen cumpliendo largas penas de prisión ante la indiferencia de un régimen inmune al dolor de los ciudadanos.
La opinión pública internacional no puede ser ajena a la tragedia de un pueblo cuyo gobierno no le garantiza ni la vida.
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Quizás sea el artículo más honrado que ha escrito este "faycanero" en toda su vida. Bienvenido a "Los Amigos de Montesquieu".
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