PUBLICADO EN LA PROVINCIA - 14/01/2010.-
NACIONALISTAS, NACIONALEROS
NICOLÁS GUERRA AGUIAR
Que la actual etapa cuasi democrática no es responsable del hondísimo sentimiento nacionalista imperante en Catalunya es algo que se confirma nada más estudiar su historia. La visión europeísta -secularmente mediterránea, comercial y cultural, lejos de Castilla- llevó a catalanes a la consideración de que no pertenecían por sentimientos o pensamientos a la España que quiso destruirlos en sus indelebles intimidades diferenciadoras y que llegó a la última inquisitorial represión a partir de 1938.
El irracional y salvaje castigo a que fue sometida (intentaron, incluso, destruir su lengua, los primeros balbuceos para las iniciales comunicaciones) la mantuvo en estado de sitio durante años, más aún incluso que al resto del país y que los catalanes intentaron combatir, entre otros, con su equipo de fútbol frente al Real Madrid, esencia pura del Régimen franquista.
Y creo que me quedo corto al emplear el término nacionalismo en cuanto que, me parece, hay entre la mayoría de ellos una muy pronunciada sensibilidad que los lleva, incluso, a visiones más avanzadas de su propio ser, de su futuro.
Y eso es, en puridad, lo que esperan con tanta incertidumbre: que el Tribunal Constitucional decida si su Estatuto hablará de nación o de nacionalidad, si podrá ser considerada como el territorio de un país cuyos habitantes están identificados por un mismo idioma y por tradiciones comunes o, al contrario, como un apéndice más de España.
Los pueblos deciden en las democracias sobre continuidades o transformaciones, sobre las tradiciones de siglos o los revolucionarios cambios -no por revolucionarios, sangrientos-. Y Catalunya se encuentra en los inicios de un proceso con inmediatos resultados. Lo que ocurre es que no siempre los planteamientos son rigurosos, desapasionados, y a veces responden más a irreflexivas precipitaciones, a imprudentes visiones limitadoras en este mundo de la globalización y que llevan a muchos jóvenes catalanes a considerar que Catalunya es una fortificación en torno a la cual gira Europa, o quizás algo menos, que Europa está incompleta sin Catalunya como Estado independiente. Pero se sienten distintos, tal vez porque poseen una lengua materna distinta, acaso porque la propia sociedad catalana nunca renunció a una particular conciencia colectiva (como los vascos) que la diferencia de los otros pueblos españoles.
Lo arriba expuesto me sirve para contrastar -todos mis respetos para todos- con el tema de Canarias, puesto que algunos hablan sobre su independencia y distinguen, intencionadamente, entre España y Canarias en intervenciones públicas. No seré yo, desde luego, quien les quite o dé la razón, por más que tengo las mías. Pero sí hay matizaciones diferenciadoras.
Entre los catalanes hay sentimientos, a los canarios nos separan los islamientos; a ellos les fortalece la centenaria lucha contra el exterior, a nosotros nos identifican las mezquinas batallitas contra la otra isla; ellos llevan siglos mamando y fortaleciendo tradiciones, nosotros nos quedamos en la papa arrugada y en la isa el 30 de Mayo; su burguesía también tiene visión universal, la nuestra sigue empeñada en el pleito insular, le beneficia; ellos universalizan su arte, nosotros les hacemos el vacío a nuestros creadores; ellos recrean para el turista, en Canarias nos cargamos lo natural; la educación catalana obliga al estudio de su lengua y literatura, de su cultura, pero en Canarias se desprecia en las aulas nuestra variante dialectal y se desconoce a Cairasco, a los Estévanez Murphy, a Blas Cabrera Felipe, a Ruiz de Padrón; en Cataluña, el Gobierno protege y fomenta las tradiciones, nosotros dejamos que se hunda el Museo Canario; y ser canario se convierte en roniadas romeriales, en cachorras made in China, Taiwán, en soeces programas de su televisión.
El nacionalismo, en fin, es ideología, no una pose; es pensamiento, no atropellos lingüísticos vacíos; es sentimiento, Cultura. Pero en muchos políticos nacionaleros de aquí no hay credos, ni raciocinios, ni sensibilidades, ni pálpitos emocionales, ni capacidades. Les queda, eso sí, la habilidad para comprometer a los demás, a quienes aplauden cuando el señor presidente "ordueña" una cabra ante las cámaras o baila un pasodoble en la Cumbre... mientras retira la subvención al Centro de la Cultura Popular Canaria, nacionalismo en lo intelectual.
niguea@telefonica.net
-Estimado profe: Creo que todos los demócratas le estarán agradecido. ESO QUEDA ESCRITO.
Sigo pensando que los internautas e intelectuales como usted - libres-democráticos-independientes- y sometidos única y exclusivamente al imperio de la ley...somos los enfermeros de Montesquieu.
Ese "conferensiante" que estuvo en la vecina isla de Fuerteventura y otros muchos, siguen DÍA TRAS DÍA intentado asesinar al autor de "El espíritu de las leyes"....y, aunque todavía sigue mal herido, con artículos como el hoy, podremos dejar de ATIborrarle de PPastillas y retirarle definitivamente la respiración asistida.
Hoy la cometa (CON DOS CCOJONES) se ha elevado muy...pero que muy alto.
NO BAJE DE AHÍ, profe; todos los demócratas canarios se lo agradeceran. Un saludo.
http://dulcexerach.blogspot.com/2010/01/el-museo-canario-y-otras-instituciones.html
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