El caso Dreyfus tuvo como origen un error judicial, sobre un trasfondo de espionaje y antisemitismo, en el que la víctima fue el capitán Alfred Dreyfus (1859-1935), de origen judío-alsaciano, y que durante doce años, de 1894 a 1906, conmocionó a la sociedad francesa de la época, marcando un hito en la historia del antisemitismo.
La revelación del escándalo en Yo acuso (J'accuse), un artículo de Émile Zola en 1898 , provocó una sucesión de crisis políticas y sociales inéditas en Francia que en el momento de su apogeo en 1899, revelaron las fracturas profundas que subyacían en la Tercera República Francesa. Dividió profunda y duraderamente a los franceses en dos campos opuestos, los dreyfusards (partidarios de Dreyfus) y los antidreyfusards (opositores a Dreyfus). Reveló también la existencia en la sociedad francesa de un núcleo de violento nacionalismo y antisemitismo difundido por una prensa sumamente influyente. El caso se convirtió en símbolo moderno y universal de la iniquidad en nombre de la razón de Estado.
¡No se puede cambiar lo que ya se ha juzgado! Inocente liberado o culpable condenado, inocente encarcelado o culpable en libertad...El acusado de un juicio no puede ser juzgado dos veces, ni siquiera por los historiadores.
Y, sin embargo, es muy grande la tentación de romper el muro de silencio que la ley impone con razón. Nadie puede creerse un Clemenceau, el redactor jefe de "L´aurore" y dirigir una carta a Félix Faure, Presidente de la República, titulada con el famoso "Yo acuso". No, el lugar del historiador no es este. No está al lado de Zola. No está en su frase de "L´Asommoir": "Mi ardiente protesta no es más que el grito de mi alma. Que se atrevan a citarme en la Audiencia y que el sumario tenga lugar a plena luz"
El historiador y el cronista judicial ejercen un trabajo a posteriori, no deben manifestarse en el momento inicial.
Su tarea no consiste en ser sólo un hombre que piensa o que comunica un pensamiento. Consite ante todo en:
- ser un honesto hombre de memoria;
- explicar los hechos tal y cmo se conocen y no las hipótesis que uno desearía que fuesen;
- describir el desarrollo y los protagonistas del proceso o el sumario y la vista o las audiencias.
Consiste, en definitiva, en establecer una serena suerte crítica de los casos que han levantado pasiones.
Sabemos que en las salas de audiencias las cosas nunca pasan como se habían previsto. Estas obras de presentación general de un hecho judicial nos permiten situarnos más cerca del hombre, de su inocencia o de su culpabilidad, de su drama y quién sabe sí de su redención.
Sabemos que todos somos iguales ante la ley... ¿quién será el próximo Dreyfus?
No hay comentarios:
Publicar un comentario